Aporto el discurso que Francisco Navarro dio el 24 de junio de 1969 en el homenaje que la Junta de Gobierno dio a Juan Fernández por su santo.
Querido Juan: Es para mí un honor y una gran satisfacción que mi primera actuación después de recibir de tus manos mi nuevo cargo de Teniente de Mayor sea para ofrecerte esta cena familiar como homenaje en este día de tu santo; y le pedimos al Señor de Pasión por mediación de Ntra. Sra. De la Merced que te dé toda la felicidad que de corazón deseamos para ti y los tuyos.
Y también quiero esta noche pedir al Señor de Pasión que nos dé a tus compañeros de Junta, a los hermanos de Pasión y, diría también, a todos los cofrades, la necesaria comprensión y voluntad para poder comprender y seguir el ejemplo que como Hermano nos das cada día, pues estoy convencido de que, si hubiese un título oficial de «Cofrade ejemplar», serías con toda seguridad uno de los que con más derecho podía ostentarlo; y no quiero con esto que creas que pretendo adularte, sino simplemente hacer justicia a una patente realidad, pues si hiciésemos un brevísimo recorrido por lo que, en términos académicos, llamaremos tu «curriculum vitae», tu expediente cofradiero, saltaría a la vista en seguida tu plena dedicación desde hace ya muchos años, y que te viene de pequeño, pues tus padres, tu familia de rancio abolengo de devoción en nuestra Hermandad, te enseñaron a quererla; y ese deber lo has mantenido siempre. Y así, de mayor, te trajimos a la Junta, y haciendo honor a tu cargo de Fiscal, pronto te interesaste por los problemas que entonces teníamos y no pequeños, especialmente los económicos y por tu mano y en distintas etapas tuviste la satisfacción de ver liberada a la Hermandad de tan pesada rémora.
Y así llegaste a Hermano Mayor, alcanzando la madurez de la licenciatura como cofrade; y no quiere decir esto que no se pueda llegar a ella en otro cargo; es que a ti no te dio tiempo, pues ascendiste muy aprisa.
Pero, más tarde, la fama de tu eficiencia en tu actividad dentro de nuestra Hermandad rebasó su frontera y el Consejo General de Cofradías, cual esponja que absorbe lo mejor de cada casa, te invitó a colaborar con él. Y allí iniciaste tu doctorado como Delegado de Jueves Santo para, después asumir la Vicepresidencia del Consejo, consumar la prueba suprema del Grado de Doctor, y ante un auditorio multitudinario, Sevilla entera, y el más severo de los tribunales, sus cofradías, quienes refrendaron tu brillante actuación en los homenajes que se te rindieron.
Pues bien, en el último celebrado por las hermandades del Jueves Santo, y meditando yo esa noche en el verdadero y profundo sentido de lo que tú allí representabas y de lo que habías sido capaz de hacer, vi claramente que lo que habías hecho no era más que dar un testimonio: El testimonio de los que debe ser un verdadero cofrade. Pues así como nosotros cuando vestimos la túnica de nazareno para acompañar a nuestras sacrosantas imágenes en su procesión de penitencia, damos un público testimonio de fe, más en estos tiempos de confusionismo en que todo está permitido, en el que Dios parece que no cuenta para nada, que incluso estorba, nosotros, los nazarenos de Sevilla, damos, repito, un testimonio público de fe de que somos cristianos, de que creemos en Dios, de que reverenciamos a su dulcísima Madre, de que queremos ser fieles a los preceptos para un día poder sentir su Misericordia, porque esa ropa tiene carisma de salvación. Y así, tú, al tomar posesión de tu alto cargo en el Consejo, vestiste en el corazón, no solo tu entrañable túnica de Pasión, sino también las de todas las hermandades de Sevilla. Y, con verdadera entrega y valentía y sin desmayo, luchaste en defensa de ellas hasta conseguir los frutos, en cuyo reconocimiento se te rindieron homenajes. Y nos diste ese testimonio de cómo hay que entregarse. Ahí está el secreto de tu éxito. Entregarse. Pues es fácil el hablar, pero llevarlo a cabo ya es otra cosa. Y, por esto, el pedirle al Señor de Pasión su auxilio para que sepamos también nosotros entregarnos, para que podamos mejor ayudarte a llevar la pesada carga que es ser Hermano Mayor.
Por lo demás, ya tú lo sabes: estamos total y absolutamente identificados contigo, como has tenido ocasión de comprobarlo, porque, en contra de toda lógica, en tres días consecutivos hemos dicho que no, hemos dicho que sí para volver a decir que no solo porque tú nos has expuesto unos hechos, los has razonado, y hemos comprendido y hemos sentido como tú. Dios, a veces, escribe derecho con reglones torcidos y, estoy seguro de que más tarde o más temprano, esa decisión nuestra, aunque en nuestro corazón nos doliese –decir no-, quizás el día de mañana encontremos un sí y un bien.
Mucho ha progresado la Hermandad bajo tu dirección en unión y realizaciones, pero sé que quieres más y más, y estoy seguro de que Dios compensará todo tu esfuerzo viendo realizar la ilusión de tu corazón: esa gran Hermandad que también nosotros deseamos ver algún día.
Y sólo nos resta hacerte entrega de este pequeño obsequio como recuerdo de este día. Y no creas que ya es fácil encontrar algo que sea de tu agrado y no tengas, pero es curioso que, cuando pensamos en esto, no vimos que tuviera otra significación que lo que en realidad es: Una medalla grande de plata, similar a la de Honor, que se ha sobredorado para darle mayor prestancia y se encerrado en un relicario también de plata, nada más; pero, cuando nos lo ha entregado el orfebre, nos hemos quedado sorprendidos; sí, es mucho más, pues este relicario encierra un claro y evidentísimo simbolismo, ya que en esta medalla de plata sobredora se me antoja ver como un anticipo, como un recordatorio de los que, estoy seguro, será algún día aurea realidad en reconocimiento de todo los que has hecho por la Archicofradía y lo que te queda por hacer.
Y termino, querido Juan: Yo te entrego este relicario en nombre de la Junta de Gobierno, con todo nuestro afecto, nuestra más sincera adhesión y con el respeto que te debemos como Hermano Mayor.
Sevilla, 24 de junio de 1969
(Cassette nº1)
Juan Pablo Navarro Rivas
Maratania
Edición, diseño, maquetación y servicios editoriales – Sevilla